Álamo: Un Asunto de Celos y Sangre en Pozo 50
Álamo Veracruz | A media tarde, bajo el sol implacable de Álamo, Veracruz, “El Gato” sabía que sus pecados lo habían alcanzado. Un cortador de cítricos curtido en los surcos, con más de una cicatriz de viejas batallas, se había atrevido a desafiar el corazón roto de una mujer y la ira de sus hermanos. Ese miércoles, cerca de la capilla de la Virgen de Guadalupe en la colonia Pozo 50, la lección le llegó en forma de machete.
Los vecinos lo vieron todo desde el rincón de sus puertas entreabiertas. Sabían que algo oscuro y denso como el humo rondaba el hogar de “El Gato” desde que su ex, incapaz de soportar la idea de que él había encontrado otro amor, regresó a buscarlo. No vino sola. Trajo a sus hermanos, y con ellos, el peso de una venganza que solo conoce aquellos que aman con desesperación.
La escena fue rápida y violenta: primero los gritos, luego los golpes, y finalmente el filo del machete que encontró carne. Uno de esos cortes, profundo y brutal, dio justo en el cuello, dejando a “El Gato” al borde de un viaje sin retorno. Para cuando los paramédicos llegaron, él ya era apenas un hilo de vida, arrastrado por el río de su propia sangre.
Trasladado al hospital, su estado era crítico. La colonia San Antonio, donde vive, espera por noticias, mientras los rumores se arremolinan en las esquinas. La historia de “El Gato” no era solo suya; era un recordatorio de que algunos amores se niegan a morir, y cuando no lo hacen, arrastran todo a su paso.