PRI naufraga en Veracruz
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
En un sistema de partidos como el de México, cuando una institución política carece de líder, la organización naufraga.
El PRI para no mover sus estructuras internas eligió a un dirigente nacional que no compitiera con los liderazgos débiles de los funcionarios públicos, sobre todo con el presidente de la República, pero se les pasó la mano de mediocridad al escoger a Enrique Ochoa Reza, quien carece de experiencia partidista y su labor administrativa deja mucho que desear al frente de la Comisión Federal de Electricidad.
Ochoa Reza en lugar de seleccionar de manera precisa a sus líderes y candidatos, prefiere denostar a los contrincantes y descalificar a los adversarios políticos a partir de supuestos y acusarlos sin pruebas.
Difícilmente puede apreciarse una expresión inteligente del líder nacional del PRI, y todos los priistas saben que fue escogido así, con tantas limitaciones, como para que no le haga sombra a nadie y su nombramiento sea sólo una decisión unilateral como muchas de las que realizan quienes verdaderamente mandan en ese partido.
Después de que dejara la presidencia del CEN del PRI Manlio Fabio Beltrones, nadie quiso tener en la cúpula tricolor a un dirigente que le quitara reflectores y que fuera considerado el poder detrás del trono.
Así, Ochoa Reza llega a llenar un hueco, a cumplir un requisito burocrático, pero, al mismo tiempo, a relegar al partido que dirige arrojándolo al desprestigio. Los excesos de priistas como Javier Duarte se convirtieron en el primer problema irresuelto por el dirigente nacional de ese partido, y una verdadera losa que le impide avanzar al partido hacia proyectos reales y ubicarse en la realidad electoral en donde parece no tiene la competitividad acostumbrada.
El caso de Veracruz es muy significativo porque en lugar de que se reorganizara ante los embates de los contrincantes partidistas, la quiebra económica que ocasionó el saqueo a las arcas del gobierno encabezado por Javier Duarte, el crecimiento de los otros partidos políticos en la entidad y la desesperación y el hartazgo de los veracruzanos; el PRI muestra una fuerte influencia de quienes deben estar encerrados en la cárcel, y así coloca puentes a los cómplices de Javier Duarte de Ochoa y les allana el camino hacia las candidaturas de las presidencias municipales para que a través del fuero vivan en la impunidad.
Para la renovación de las 212 presidencias municipales el PRI tiene ahora el cuarto lugar en las intenciones del voto en las encuestas.
En Xalapa ocurrió lo que puede interpretarse como un ejemplo claro de lo que sucede, no sólo en todo el estado sino en todo el país.
Por ejemplo, José Luis Santiago López, uno de los cuadros más conocidos y reconocidos en la entidad, dirigente del Instituto Político Empresarial, un pilar del PRI en Veracruz, pero sobre todo un ejemplo de militante, quien luego de 25 años de trabajo dentro de ese partido, renunció al PRI porque fue relegado para ser candidato a la presidencia municipal, Santiago López tiene todas las posibilidades reales, desde ahora, de ganar la presidencia municipal de la capital del estado.
Como líder empresarial, seguramente se irán con él miles de veracruzanos, no sólo empresarios, quienes acompañaron en muchos trabajos en beneficio de la población a su líder, sino gente del pueblo que fueron beneficiados de esas tareas de desarrollo y bienestar.
Como tercer regidor de Xalapa el PRI propuso a Carlos Aceves Amezcua, sobrino del líder de la CTM nacional, es hijo de uno de los hombres más cercanos de Alberto Silva, Juan Manuel Aceves del Olmo, en la Oficina de Comunicación social del gobierno del estado, un hombre ligado a Javier Duarte y que estará ocupando un lugar en el ayuntamiento de Xalapa.
Ante esta situación, la salida de muchos del PRI en Xalapa y Veracruz rebasará los 60 mil militantes, porque éste no es el único caso de descuido, de indiferencia y de intereses marcados para beneficiar a los cómplices de Javier Duarte, quienes a pesar de todo no han sido ni siquiera investigados de manera oficial.
Si a José Luis Santiago se le ocurre entrar de manera momentánea o definitiva a otro partido político seguramente tendrá un apoyo masivo en la capital del estado y en la entidad, donde realizó un intenso trabajo, que a fin de cuentas no fue considerado a la hora de seleccionar candidatos, de manera antidemocrática y al puro estilo del viejo PRI: por dedazo.
La salida de Santiago López del PRI debe servir de lección a quienes desde el gobierno imponen criterios y candidatos con objetivos claramente dirigidos a favorecer al mismo grupo que sometió a Veracruz a una crisis de la que tardará en recuperarse muchos años.
Así, el PRI en la entidad y en el ámbito nacional, se mueve de acuerdo con sus intereses, a partir de las necesidades de unos cuantos, que, de manera casual, son sospechosos de participar del saqueo que se le impuso a Veracruz durante casi seis años.
Javier Duarte sigue en el extranjero y no llegará hasta que las elecciones hayan transcurrido. Mientras en la cárcel donde se encuentra el ex gobernador, se remarcan las diferencias entre las áreas de reclusión de dicha prisión.
Se subrayan los beneficios de Duarte incluso preso, y crean un clima de inconformidad al interior de dicho reclusorio, lo cual puede arrojar condiciones adversas para el ex gobernador que puedan aplazar su regreso a México, donde tiene mucho que declarar.
Veracruz se debate entre la crisis económica, su seguridad y su sobrevivencia. La actual gubernatura todavía no se consolida mientras no esté Duarte en tierra mexicana, porque será a partir de ese momento que la promesa de campaña del actual gobernador puede cumplirse.
Lo que hizo o dejó de hacer el PRI en Xalapa, anuncia más derrotas electorales y mayor desprestigio. Pero, sobre todo, el fortalecimiento de otros partidos y movimientos que acabarán por imponer la justicia social que el PRI no quiso aplicar, a pesar de ser su esencia ideológica… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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