El nuevo campo de batalla por la transmisión ilegal de fútbol en vivo
Decenas de perfiles de Facebook emiten cada jornada los principales partidos de fútbol pirateados y totalmente gratis.
El pasado 3 de diciembre se disputó el Barcelona-Real Madrid. Técnicamente, el encuentro era una novedad puesto que se emitió en calidad 4K y se usaron cámaras Super Zoom y en 360º. Se calcula que llegó a una audiencia de más de 600 millones de personas de 185 países. BeIN Sport, encargada de retransmitirlo en España, cifró la audiencia de ese partido en 2,2 millones de espectadores. Esas cifras no cuentan a los millones que siguieron el partido a través de las emisiones piratas de Facebook. Una de ellas, de la página Capitanes del Fútbol, llegó a tener a 700.000 personas conectadas a la vez y, en el descanso, ya acumulaba 4,6 millones de visionados.
El modus operandi está perfectamente pensado para burlar las normas de Facebook. Existen varias páginas que alimentan una comunidad con cientos de miles de seguidores como Capitanes del Fútbol, Planeta Fútbol y Fútbol Directo Honduras, entre otras muchas. Publican fotos, memes y gifs sobre fútbol. En una estrategia que les permite que no les cierren el perfil, ellos no emiten los partidos piratas directamente sino que se limitan a anunciar las publicaciones de otras páginas y compartirlas.
En ocasiones, crean un entramado de perfiles intermedios que van redirigiendo a otros que son los que realmente pinchan la señal y la emiten. Estas otras páginas son efímeras y abren y cierran a veces solo el tiempo que dura un partido. Cuando este acaba, todo lo que pueda ser sospechoso – enlaces, comentarios, anuncios de horarios – desaparece. Y las páginas principales vuelven a parecer perfiles que se dedican a hablar sobre fútbol.
Este grupo de páginas está enfocado al público hispanohablante, especialmente al latinoamericano. En la mayoría de las ocasiones, la señal que pinchan y que se emite es del canal BeIN Sport Ñ, que puede contratarse en Estados Unidos. Aunque formalmente no se puede demostrar que son parte de la misma red, es fácil evidenciar que tanto las páginas principales como las temporales comparten nombres muy parecidos, con pequeños cambios: Capis TV, Capitanes TV2, El tío Capi, Rincón Futbolero, etc. . .
Un portavoz de La Liga española nos explica que es muy difícil controlar estas emisiones, porque las cuentas abren y cierran y hay muchos usuarios dispuestos a aprovechar esta funcionalidad de Facebook para piratear partidos.
«Tenemos acuerdos con las plataformas de redes sociales para rastrear contenidos ilegales», dicen desde La Liga. «Con Twitter, por ejemplo, se elimina automáticamente cuando lo detectamos. En el caso de Facebook, además, ellos cuentan con su propia herramienta, por lo que hacer desaparecer estos vídeos es más rápido. Pero se cierra una y abren más». Desde Facebook se limitan a remitirnos a sus normas generales de publicación, en las que se comprometen «a ayudar a personas y organizaciones a proteger sus derechos de propiedad intelectual».
Un ordenador, una conexión a internet y poco más
Facebook estrenó a finales de 2015 su servicio de vídeo en streaming. Durante todo 2016 ha potenciado los contenidos de Facebook Live, dándoles prioridad sobre otros – como artículos- en el algoritmo que decide qué muestra a sus usuarios.
Técnicamente, cualquier teléfono con conexión a internet puede emitir un vídeo en directo. Una retransmisión «pinchada» como la de estos partidos no es mucho más complicada. Basta con que alguien tenga contratados los partidos, lo cual en Estados Unidos se puede hacer a través de los principales operadores de telefonía o directamente para ver en dispositivos móviles como el ordenador. También se necesitan programas gratuitos de retransmisión de vídeo como OBS. El programa de emisión de vídeo se sincroniza con Facebook a través de una clave que da la red social para cada vídeo en directo. El resultado es que se transmite lo mismo que se ve en la pantalla de un ordenador y con la misma calidad. Nada de teléfonos grabando directamente a una pantalla.
Facebook ha tenido que lidiar con algunas polémicas desde que lanzó su servicio de emisión de vídeo en directo. El hecho de que cualquier usuario pueda transmitir desde su teléfono sin que haya un moderador ha propiciado episodios como la emisión en directo de la muerte de un ciudadano negro en Estados Unidos a manos de la policía o una paliza a un joven en Chicago.
La principal novedad de esta nueva generación de piratería es que el consumidor es casi pasivo. No se trata de navegar por páginas piratas y probar enlaces en los que la voz y la imagen van desacompasadas. En esencia, alguien que se une a esas páginas no hace más que formar parte de una comunidad a la que le gusta el fútbol. De hecho, a veces no es ni siquiera necesario seguirlas: si alguno de tus contactos le da like o comparte el partido, puede aparecer en tu Facebook sin que estés ni siquiera buscándolo. La idea de estar haciendo algo ilegal de manera activa se rebaja.
«En principio, la interpretación es que los usuarios que ven ese contenido no cometen el delito porque la conducta no encaja en el ánimo de lucro que exige el artículo 270 [del Código Penal español, relativo a la Propiedad Intelectual]. Otra cosa son los que pinchan la señal para que otros la puedan ver, pero si tampoco lo hacen por dinero no habría delito al faltar el ánimo de lucro», explica David Maeztu, abogado especializado en derecho de internet y propiedad intelectual del despacho Abanlex.
Algunos de estos perfiles, además de fotos y gifs, comparten noticias de una única página web: 90 Min, que publica artículos deportivos en 10 idiomas. Desde esta empresa nos confirman que sí colaboran con algunas de estas páginas de Facebook «en la distribución de contenidos en base a un modelo de revenue share» e insisten en aclarar que se desvinculan de las retransmisiones deportivas. Esta práctica, muy extendida, hace que estos perfiles reciban ingresos por la publicidad de los enlaces que comparten. Por tanto, aunque no generen ingresos directamente con la emisión de partidos, estas sí les sirven para atraer más público a sus cuentas y que más gente pinche en los enlaces de las noticias que comparten. «Aunque esos perfiles de Facebook no ganen dinero directamente con las emisiones, si se establece que sí hay ánimo de lucro de manera indirecta, el Código Penal lo contempla como delito», explica Maeztu.